El escenario de tres tercios ha sido una característica sobresaliente en este año electoral. Pero en esta oportunidad, la campaña ha tomado otro cariz con operaciones, incertidumbre económica y escándalos políticos de gran magnitud. La política despliega ante la sociedad sus peores rostros, analiza Zuban, Córdoba y Asociados. Una primera pregunta se vuelve inevitable: ¿No nos merecemos los/as argentinos/as una campaña presidencial más seria y prudente?, plantea.

A días de las presidenciales, la consultora plantea los elementos diferenciadores de elecciones pasadas:

- En primer lugar, el bipartidismo o bicoalicionismo, que tanto sirvieron para analizar la política electoral, ya son historia. La alternancia que parecía corregir los errores de los oficialismos anteriores fue destronada por una tercera fuerza que promete acabar con los vicios de la política.  En efecto, los tercios que comenzamos a identificar en nuestros trabajos desde hace más de un año, hoy no solo gozan de muy buena salud, sino que el último tercio en incorporarse lo ha hecho como el más votado en las PASO de agosto pasado.

- En segundo lugar, y no menos relevante, ese nuevo tercio de la política argentina - tanto Javier Milei como su candidata a vicepresidenta Victoria Villarruel- ha introducido en los debates electorales un ángulo novedoso: la resignificación del pasado reciente de los/as argentinos/as, al criticar desde el “Nunca Más” hasta el rol de la dictadura militar en las décadas del 70 y del 80, sin que hubiera sorpresa en esos planteos. Produce profunda preocupación la falta de un repudio generalizado de la dirigencia política, de los medios y de una sociedad que parece que no está dispuesta a rediscutir estos consensos que tanto valoramos en estos 40 Años De Democracia.  

- En tercer lugar, los últimos 15 días de campaña electoral estuvieron marcados por la profundización de la crisis económica con una feroz corrida cambiaria y la lamentable seguidilla de escándalos y operaciones políticas. Sobre la cuestión económica, vale mencionar quizás algunas cuestiones de análisis político: quienes se ven con chances de llegar a la presidencia no miden (o no quieren medir) lo determinante que es la generación de expectativas. 

El poder es como un manto que otorga a aquellos sobre los que se posa una capacidad directa de intervenir en la realidad tan solo con sus discursos. Esto es especialmente evidente temas económicos, donde lo que dice un candidato presidencial con chances reales de victoria, impacta sobre el comportamiento de los actores económicos. Por ello, esa capacidad de intervención debe ser usada con responsabilidad y moderación. La corrida cambiaria desatada hace algunos días muestra lo que sucede cuando esa influencia es subestimada o utilizada con mala fe.

ARCHIVO LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI

Sobre la cuestión de las operaciones o “los carpetazos”, en los últimos días hemos presenciado un show auténticamente grotesco, con operaciones cruzadas, acusaciones y viralización de todo tipo de contenidos escandalizantes. Frente a la imposibilidad de ofrecer a la sociedad un debate serio y con propuestas, la política en cambio eligió ofrecer un show decadente de acusaciones. Los efectos de ese show, sin embargo, son algo que merece una categoría de análisis en sí misma.

Por estas horas, sostiene Zuban, Córdoba y Asociados, la principal incógnita del proceso electoral es si habrá balotaje o si este domingo ya habrá un presidente electo. Pero más que pensar en el resultado de la noche del domingo, la consultora considera que la sociedad argentina piensa en el día después. Y en el auténtico huracán político, social y económico que puede desatarse si la clase dirigente no está a la altura del nuevo ciclo que se abre en la Argentina.